Esta ocasión me
quiero referir a una situación estrictamente técnica del manejo de crisis y de
la Metaemergencia®. Utilizaré el ejemplo de dos acontecimientos pasados, solamente con la finalidad de mostrar cómo una situación determinada de crisis, puede ser sustituida por
otra en el ánimo de quienes manejan las emergencias y desde luego en la
percepción de la sociedad, excepto de quienes han sido afectados directa o
indirectamente por un agente destructivo.
La madrugada del
día 30 de septiembre pasado, se presentaron lluvias intensas en el municipio de
Durango, capital del estado del mismo nombre, provocando la muerte de 5
personas, entre ellas un menor, 2 mil damnificados y daños aun no
cuantificados, en vivienda, infraestructura urbana y automotores.
Lluvias intensas
se precipitaron puntualmente (101 mm de acuerdo con el SMN), en el municipio de
Durango durante un espacio de 5 horas, provocando que la Presa “El Hielo”
alcanzara su Nivel Máximo de Emergencia y generando que el agua empezara a
verter hacia el río denominado “La Acequia Grande”.
Una cosa es
importante señalar, todas las presas hidráulicas del estado se encontraban al
100% de su capacidad, es decir en el nivel más alto de su Nivel Máximo de
Operación; un día antes el Servicio Meteorológico Nacional informó sobre la
entrada de aire húmedo tropical por el Golfo de México, por lo que la Coordinación
Nacional de Protección Civil de la SEGOB alertó sobre lluvias moderadas 5.1 a 25 mm con puntuales Fuertes de 25.1 a 50 mm para el centro, sur y oriente de Durango (aunqué hay que señalar que el mismo pronóstico precisa que existía la posibilidad de lluvias torrenciales superiores a 150 mm en otras regiones del estado de Durango), con los consecuentes posibles efectos adversos al sur del estado de
Durango donde se encuentra la ciudad capital del estado del mismo nombre.
Sin embargo, omitió señalar o asociar el alto riesgo que significaba que las presas aledañas al municipio de Durango se encontraban al 100% de su capacidad.
Sin embargo, omitió señalar o asociar el alto riesgo que significaba que las presas aledañas al municipio de Durango se encontraban al 100% de su capacidad.
La precipitación
se presentó por encima de las expectativas de alertamiento, precipitándose en
el municipio de Durango 101 mm, las que se consideran lluvias intensas, siendo
el doble de lo esperado; esta subvaloración del riesgo tanto por el sistema local
como por el federal de protección civil, propició que los efectos adversos se
presentarán de la forma ya descrita y con los resultados negativos también ya
mencionados.
La respuesta
local se presentó de forma caótica e improvisada, tal vez propiciada por el
cambio de gobierno en esa entidad, que al relevar a las estructuras político
administrativas del gobierno del estado y realizar los famosos cambios “institucionales
y democráticos” provocaron una vulnerabilidad institucional.
Como señala la
Ley General de Protección Civil, en una emergencia, si la capacidad operativa municipal
es rebasada, debe ser complementada por la estatal, y si esta también es
rebasada, deberá ser complementada por la instancia federal. Así fue como
ocurrió, las primeras en reaccionar, conjuntamente, fueron las instancias
municipal y estatal; la federal llegó por la mañana de ese día 30.
La presencia en terreno no parecía mejorar la situación de la emergencia, pronto se mostraron problemas de coordinación entre las dos instancias locales y la federal, parecía que no habían construido ese vínculo operacional, o si lo tenían hecho, éste se diluyó con los cambios “institucionales y democráticos” ya mencionados.
El gobernador panista trabajaba con su gente en un gabinete de crisis al tiempo que las autoridades de Protección Civil Federal caminaban por entre los escombros y lodazales de la ciudad tomándose fotos y subiéndolas a las redes sociales simulando que atendían una contingencia, eso sí afirmando en dichas redes, que se encontraban ahí por órdenes del Presidente de la República; era obvia la descoordinación.
El Ejercito
Mexicano de inmediato aplicó el Plan DN III E y realizaba sus labores en
silencio al margen de las cámaras, recordándonos a la gente de protección civil
que calladamente somos desplazados por ellos ante la mirada de todo mundo, en
órden, disciplina, recursos y elementos (recomiendo la lectura del siguiente bolgg: Ventajas y desventajas de que
las fuerzas armadas mexicanas participen en tareas de Protección Civil https://metaemergencia.blogspot.mx/2012/07/ventajas-y-desventajas-de-que-las.html).
Al mismo tiempo
los medios de comunicación local y nacional tenían nota y sacaban jugo de ella
en todos los medios. La Metaemergencia® estaba en desarrollo, la crisis de la
emergencia no podía ser gestionada por nadie y unos trabajaban en terreno y
otros simulaban hacerlo, la percepción social en medios era la esperada por los
advenedizos, “parecía que todos trabajaban coordinadamente”.
Ante los vacíos de respuesta, sucedió lo mismo que siempre ocurre en estos casos, la sociedad comenzó a organizarse, aunque esta vez con el gobernador duranguense; es así que se empezaron a instalar centros de acopio y refugios temporales “oficiosos” que respondían con la autoridad local a la emergencia. La federación afirmaba correctamente que se había emitido ya una “Declaratoria de Emergencia Extraordinaria”, sin embargo, los recursos de ésta no están presentes aún en Durango, llegarán, quizá, a partir del lunes 3 de octubre ¿y mientras?
En ese momento
ocurre algo que cambiaría el curso de la emergencia y fortalecería la
Metaemergencia® al presentarse un nuevo evento que sustituiría a la inundación
de Durango en la percepción social imbuida por los medios de comunicación; en
efecto, entraba el Volcán de Fuego en una etapa eruptiva elevada, similar a las
ocho crisis presentadas en el periodo de 1998 a 2003.
De inmediato, los medios de comunicación cambiaron sus lentes de posición y enfocaron hacia los estados de Colima y Jalisco, en donde se encuentra el volcán que ha entrado en una etapa de destrucción de su domo, con su espectáculo sin igual.
Ante esta
situación, las autoridades federales de protección civil, dejaron de simular
que atendían una emergencia en Durango y se trasladaron a Colima, donde ahora
se encuentran los reflectores, para ahora simular que atendían otra emergencia.
Hicieron una evacuación de entre 300 y 500 personas que son las que se
encuentran en el primer círculo de riesgo del volcán entre los dos estados y en
las comunidades de La Yerbabuena en Colima y La Becerrera en Jalisco, protocolo
que se ha realizado al menos ocho veces en el pasado reciente y que está muy
bien afinado por los sistemas estatales de protección civil de Colima y Jalisco.
Así, de esta
manera dejaron atrás una emergencia real en Durango con 2 mil damnificados y
daños reales aún sin cuantificar, 5 muertos y el riesgo de que otro temporal de
lluvia vuelva a provocar otro desfogue de alguna de las presas de la entidad
duranguense que se encuentran al 100% de su capacidad, lo que les daría la
puntilla y donde sus problemas de coordinación con el gobernador duranguense
eran evidentes y se movilizaron hacia el Volcán del Fuego, a evacuar
preventivamente a 500 personas, en una crisis que al menos las 8 ocasiones anteriores
no ha pasado nada, pero en donde ahora se encuentran los reflectores y la
percepción social.
Es así, como en
Metaemergencia® una emergencia mata a otra emergencia, cuando los medios de
comunicación enfocan en otra dirección y provocan que el componente político se
mueva del sitio donde existe una emergencia real a otro donde se presenta un
fenómeno que aún no ha causado efectos adversos y que es estrictamente
mediático, generando en la percepción social el olvido de la
emergencia inicial, en este caso Durango y concentrándose en la nueva emergencia aunqué esta sea solamente "una emergencia mediática".
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